31.3.05

X&Y

Es el título del tercer disco de Coldplay, que sale a la venta el 6 de junio según los correos que recibo de su página oficial. El 23 de mayo aperitivo en forma de primer single: Speed of sound. Hace unas semanas en la FNAC hablaban de otras fechas de lanzamiento. Supongo que se habrán equivocado.
Ayer buscaba las canciones en el eMule. Y aparecieron sin nombres, solo con los números. Espera impaciente y nerviosa, qué fan que soy. Como castigo por mi atrevimiento, por mi incapacidad de resistir a la frustración y aplazar la recompensa, me descargué archivos llenos de un sonido parecido al de una tele desintonizada, sonido de nieve, un buzz hiriente en todos y cada uno de los archivos. Los borré rápido, dejándolo todo para el 23 de mayo, cuando tenga el cd y lo pinche en mi habitación.

21.3.05

Fanny and Zooey

Salinger dedica el libro:

"Más o menos con el mismo espíritu con el que Matthhew Salinger, de un año de edad, le insiste a un compañero de mesa para que acepte una haba fría, insto yo a mi editor, mentor y (Dios le ampare) mejor amigo, William Shawn, genius domus de The New YOrker, amante de la probabilidad remota, protector de los poco prolíficos, defensor de los extravagantes sin remedio, el más insensatamente modesto de los grandes editores-artístas natos, a que acepte este librito más bien escualido."

Después de entender esto, a veces me he sentido como un haba fría en manos de un niño de un año. O mejor, como un niño de un año ofreciendo un haba fría. Con esa inocencia y generosidad desmedida de los niños, aún en medio de su ego que se abre camino.

15.3.05

El ogro de Bakú

Antes de despegar este domingo me ofrecieron prensa. Elegí el ABC. Me es muy cómodo su formato con grapas. No hay que sujetar las páginas y me sorprendo a veces cuando soy capaz de leerme su tercera. Y entonces, con la cabeza embotada por la altura y el fin de semana, leo a Federico Marín Bellón, que escribe sobre Garry Kasparov. Escribe sobre el talento, sobre cómo este ajedrecista ha sido el número 1 desde hace vente años. No es Jordan, no. Tampoco es Pelé. Es Kasparov señores, el más grande es Kasparov.

"El ogro de Bakú tiene un instinto asesino sólo comparable a su tenacidad, con una voracidad de victorias mayor que la de Merkx, Nicklaus, Pelé, Bubka, Spitz, Ali, Sampras, Jordan o Schumacher. Sólo así ha podido permanecer dos decadas en la cumbre de una actividad donde los ordenadores fabrican a un maestro más rápido que a un licenciado. Sobre el tablero es un maniaco que no respeta ni las más elementales normas de educación. Su mera presencia carga el ambiente. Nunca supo asimilar sus escasas derrotas, ni siquiera contra Deep Blue, el gigante de IBM, capaz de calcular 17 millones de jugadas por segundo."

Una vez estuve en la Isla de Pascua. Me alojé en una casa y tuve la ocasión de disfrutar de la hospitalidad de la gente de Rapa Nui. Mi anfitrión era, según sus palabras, el mejor jugador de ajedrez de la isla. Me ganó sin problemas y sonreía satisfecho en su victoria, quizás ampliada por mi condición de extranjero, de español. Me ganó siempre. Jugamos durante todos los días que estuve allí, más por observar su satisfacción en mi derrota, que por el placer de la partida. Por las noches, entre mito y mito, me explicaba las jugadas que había estudiado, problemas resueltos rápidamente por su mente preclara. Antes de acostarse, esculpía moais kava kava viendo la televisión nacional chilena. Le prometí enviarle un ajedrez y aún no lo he hecho. Recuerdos de volcanes en medio del mar, las nubes recorriendo el cielo tan rápido, la tierra esponjosa, la isla casi moviendose bajo mis pies, la soledad, la compañía, el lento transcurrir de los días, el tiempo que se distorsionaba, el mercado y el té.

4.3.05

Escondiendo canciones (2) y un cuento chino.

Llevaba mucho tiempo sin escribir. A veces te quedas sin tiempo para nada. Otras, sin ideas.

Doves publicó un disco de caras b, rarezas. La última canción se titula "Far from grace". No es un tema b, está llena de lirismo, profunda, triste y alegre al mismo tiempo. Disfruto con la entrada del bajo y la bateria, acompañando a esas guitarras que arrastran segundos de delay y ecos hermosos.

Cómo se aman en La casa de las dagas voladoras. Amor a prueba de tiempo, compromiso fiel en la ausencia, amor que se espera, como recompensa quizás al deber cumplido. Y cómo ese amor puede ser también mezquino, devorador, amor impregnado de desengaño, de expectativas frustradas, amor-odio. Un cuento lleno de color. Me encantó la pelea en los bosques de bambú. Casi me duermo, pero era viernes, y tarde. Y arrastraba toda la semana.