18.8.10

Arqueología emocional: aproximaciones

Sin ser una experiencia de riesgo, la arqueología emocional (AE) no está exenta de turbaciones de ánimo durante su práctica. Esencialmente, consiste en acceder a recuerdos, vivencias, por el tránsito físico del lugar en el que ocurrieron. La memoria es caprichosa, por lo que es posible traer al presente sucesos del pasado olvidados aparentemente volviendo al lugar en el que sucedieron. Cuando la visita, el tránsito, se produce en lugares de alta densidad de vivencias (ADV), de experiencias de diferente intesidad, desde las más tenues, anecdóticas, el simple recuerdo de haber estado allí, a las inolvidables primeras veces, es posible la percepción de esos amalgamas de tiempo vivido, que apelmazamos y configuran el recuerdo maduro (yo diría, el verano de 2007). Casi siempre con un sabor, un cariz, un tono que adjetivamos, un archivo comprimido, el nombre de la carpeta por el que nombramos ese tiempo, en el que hacemos balance de lo vivido, en ese nombre el tiempo. Así vivimos: nombrando el pasado, resumiéndolo, olvidándo lo que no sirve.

La AE experimenta con los recuerdos a través del estímulo de la exposición al lugar donde sucedieron. Así, un paseo por una zona de ADV puede producir la aparición de diferentes emociones en el sujeto. La más esencial es la percepción del tránsito del tiempo, del cambio, de la irrevocabilidad de la vida. En último término, la muerte. Efectos secundarios frecuentes son la nostalgia, la sequedad de boca. El descubrimiento de una forma de estar antes, sólo percibida desde el ahora. Muchos valoran más aún la utilización de la AE como herramienta de autoconocimiento. La percepción del yo pasado contrasta con la realidad del sujeto actual. Es el contraste: observación, constatación y verbalización de la diferencia que permite observar los cambios, o verificar que no los ha habido.

Han sido apenas cuarenta y cinco minutos desde el paseo Carmelitas pasando por la plaza de la Fuente, Bordadores, Compañía, Rúa Mayor, Plaza de Anaya y recorrido de vuelta hasta la Plaza del Oeste. Alta densidad de vivencias en una ciudad vacía ya, llena de ecos, de espectros, de rayos gamma en las piedras doradas, huellas en la nieve a los pies de la catedral, conversaciones, ventanas abiertas, antiguos caminos recorridos a diario en diferentes años mezclados entre sí. Arqueología emocional (AE) en ciudad con alta densidad de vivencias (ADV)