25.1.06

Chinatown

Roman Polansky dirigió en 1974, una de las pocas películas que puedo volver retomar cada cierto tiempo y gana con el nuevo visionado. Nuevos matices, otros ángulos. Siempre los personajes: el Sr Gittes y su oscuro pasado en el barrio chino, la Sra. Mullray, su belleza fría, contenida, sus grandes ojos almendrados ("yo no puedo estar mucho tiempo con nadie Sr Gittes"). La historia oscila entre la trama empresarial, la especulación inmobiliaria fraudulenta y lo personal, desembocando en una verdad sórdida: la corrupción de los poderosos, hasta el tuétano, en lo más profundo de su alma. El problema del suministro público de agua en Los Ángeles, que es utilizado para el lucro personal de unos pocos. Pero por fuera, Los Ángeles en los 30 brilla: que elegancia, que clubs, que coches. La versión cinemátográfica de la sobresaliente novela de Ellroy, L.A Confidential, bebe mucho de estos escenarios. De la flexibilidad de las palmeras, del polvo del desierto, de los collares de perlas en las mujeres rubias y los impecables aparcacoches. De la pitillera del Sr Gittes. También he visto reflejos visuales en la reciente "Collateral" de Micheal Mann, mucho mejor Cruise que Fox (seguramente por los personajes que interpretan cada uno de ellos). La visión cinematográfica de LA: sus puestas de sol, la arena de la playa y el desierto mezcladas, lo mestizo (chinos en una, hispanos en otra). La vida se improvisa cada día y las seguridades (siempre esa ilusoria sensación de seguridad) se diluyen en el barrio chino, donde puede pasar cualquier cosa. Y no puedes hacer nada por evitarlo. El mal existe entonces y ahora. Son poderosos, intocables, invisibles. Algo trágico se apodera de la vida de uno, y su pasado se revive, destino irremediable del que no se puede escapar. "Déjalo Jack, es el barrio chino"