Gigante
Tal día como hoy, hace cincuenta años, James Dean estrelló su Porsche 555 Spyder contra un Ford que giraba a la izquiera, buscando un desvío. Dean debía de ir pisándole. Al salir de un cambio de rasante, se encontró con el ford en su carril. El resto ya es leyenda y amasijo de hierros. Dean es uno de los eternamente jóvenes, destinados a vivir intensamente y morir pronto. Como si la muerte les reclamara antes que a los demás en razón a su talento, a lo excepcional de su persona. Morrison, Hendrix, cadáveres bonitos. Hace poco River Phoenix. Quizás no es la muerte que les reclame, sino son víctimas de su propio ego y entorno, que les devora. Quizás no es más que un cambio de rasante y un ford que cambia de carril. Y entonces, la leyenda.
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