Perdidos en la traducción
Hace tiempo leí un libro de Justo Navarro, "F". Novela, biografía de Gabriel Ferrater, poeta, traductor, vida maldita, siempre sin aprenderse, a morir antes de los cincuenta. Ferrater sufría de frecuentes depresiones, multiplicadas por el alcohol y su brillante talento. Para escaparse de ellas, estudiaba idiomas. De tal modo estructura el lenguaje el pensamiento, que pensando en otra lengua, escaparé de mi mísmo, de las tardes delante de la máquina de escribir, de mi memoria. Creo que esto tiene algo que ver con el título de la película de Sofía Coppola.
Lost in traslation habla de dos personas solas y lo que les pasa al cruzarse en ese momento. Dos personas en crísis. Ella empezando, extraña, sin reconocerse. Él, infeliz a medias, cansado. La gran ciuidad, incomprensible, devoradora, luminosa. Los dos fuera de sus entornos, desubicados, perdidos en la traducción. Grandes momentos: el karaoke, la noche de Tokio, la visita al hospital, los dos hablando en la cama. Insinuaciones, pequeños detalles, frases no dichas, o que sin decirse lo dicen todo. Dos personas que se encuentran y se despiden susurrando: "Eres lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo, no pierdas nunca esa sonrisa". Es verdad Bill, qué sonrisa tiene Scarlett.
Lost in traslation habla de dos personas solas y lo que les pasa al cruzarse en ese momento. Dos personas en crísis. Ella empezando, extraña, sin reconocerse. Él, infeliz a medias, cansado. La gran ciuidad, incomprensible, devoradora, luminosa. Los dos fuera de sus entornos, desubicados, perdidos en la traducción. Grandes momentos: el karaoke, la noche de Tokio, la visita al hospital, los dos hablando en la cama. Insinuaciones, pequeños detalles, frases no dichas, o que sin decirse lo dicen todo. Dos personas que se encuentran y se despiden susurrando: "Eres lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo, no pierdas nunca esa sonrisa". Es verdad Bill, qué sonrisa tiene Scarlett.
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